linea de tiempo

1) 2009: Mi mamá me lee cuentos infantiles todas las noches antes de irme a dormir

2013: Una vez al mes, en las clases de lengua de primaria, íbamos a la biblioteca de mi colegio y la bibliotecaria, Laura, se tomaba el tiempo de leernos un cuento o una corta novela a todos los alumnos. Nos sentabamos en el piso, y, si tenias suerte y eras rapido, podias conseguirte un almohadón para estar más cómodo. La bibliotecaria se sentaba en una silla y todos los nenes la mirábamos atentos y esperabamos a que inicie la lectura que tocaba ese mes. Variaba entre fantasía, ciencia ficción y terror; este último género no lo elegía muy seguido, a pesar de lo mucho que a mi me gustaba, porque solía asustar a algunos de mis compañeros. Una vez que empezaba a leer, acompañaba el relato con mímicas con sus manos. Si hablaba del mar, movía las manos imitando el movimiento de las olas que rompían en la orilla. Si hablaba de un mentiroso, simulaba que su nariz crecía y crecía como Pinocho. Con el tiempo, todos juntos la fuimos imitando ocasionando una orquesta de mímicas que ocurría solamente una vez al mes en la biblioteca de un pequeño colegio.

2014: Con mi prima empezamos a escribir cuentos en la computadora de su casa. Descubrí que no necesitaba ser escritora profesional para escribir lo que se me ocurría. 

2016: Muchas tardes iba al living de mi departamento y me encontraba a mi hermano viendo las películas de Harry Potter. A los siete años me asustaba al ver a la serpiente Nagini alimentarse del cuerpo de una víctima de Voldemort, por lo que, convencida, decía que esas películas no me gustaban y tampoco entendía como a mi hermano le encantaban. No fue hasta que cumplí diez años que decidí leer por primera vez todos los libros de la saga, y fue ahí cuando lo entendí. Me encontré fascinada por la manera en la que la escritora, poco a poco, fue creando un universo ficcional basado en la magia, compuesto por decenas de personajes, con sus determinadas cualidades y defectos, que van interactuando, no sólo entre ellos, sino también con criaturas y bestias ya sean amigables como oscuras. Y no solo eso, la escritora, mediante su atrayente narración, logró que me termine la saga de siete libros en solamente tres semanas, cosa que nunca antes, siendo una nena de diez años, me había pasado. 

2020: Con la pandemia arranque a usar mucho más el celular y, más específicamente, las redes sociales, y dejé bastante de lado la lectura. No le puedo echar toda la culpa a la cuarentena porque yo era la que tomaba día a día la decisión de no agarrar un libro, pero asimismo, lamentablemente el único contacto que tenía con el mundo era a través de las pantallas. Y no hablo solamente de las noticias, sino que también mis amistades, mis familiares y mi educación se encontraban encapsuladas en un conjunto de píxeles. Sinceramente me entristece saber el tiempo perdido en mirar Instagram, Twitter y Tiktok. Hoy en día sigo esforzándome en leer, y no utilizar tanto el celular y la computadora, ya que perdí la costumbre que tenía de sentarme a leer un libro, y lo sigo justificando con la idea de que “no tengo tiempo” cuando en realidad dia a dia me encuentro a mi misma sorprendida por la cantidad de horas que me paso deslizando y presionando la pantalla del celular y, aun asi, no hago nada para cambiar la realidad. Siempre hay tiempo. Ojalá poco a poco pueda recuperar la costumbre.



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