microcuentos
1) Siempre fui fanática de esta banda de música, y hoy me encontraba en un estadio lleno de gente que era tan fanática como yo. Pero, a diferencia de shows anteriores, en este abundaba un aire nostálgico y melancólico, porque se trataba de un ultimo concierto en memoria del cantante principal, quien había fallecido meses atrás. Las luces se apagan dando pie al conjunto de instrumentos para conformar la melodía de una de sus canciones mas conocidas. Todos cantábamos tan fuerte como podíamos, con el fin de sustituir la voz que hoy ya no estaba con nosotros. Pero de repente eso ya no era necesario, porque comienzo a escuchar a aquella voz tan familiar acompañada por la aparición de una silueta oscura en el escenario. El estadio estaba repleto de gente en estado de shock, pero nadie se movió, sabiendo que lo estábamos teniendo por ultima vez entre nosotros.
2) Hospedarse en el famoso hotel “Crespo Suites & Resort” ubicado en el barrio de Villa Crespo era imprescindible para los turistas que visitaban Buenos Aires. Todos los días decenas de personas ascendían y descendían por los veintitrés pisos que integraban el hotel. Una mañana un hombre cincuenton vestido de traje, una joven brasileña con su hijo de siete años y una anciana inglesa malhumorada subieron a uno de los ascensores recónditos del hotel desde el piso quince con el objetivo de descender en el tercero, en donde se encontraba el buffet, para poder desayunar antes de salir a recorrer la ciudad. A pesar de presionar el botón del tercer piso, el ascensor no se detuvo y continuo bajando, provocando quejas de, mayormente, la anciana malhumorada. Se escucha un zumbido leve pero perceptible, aunque el ascensor nunca se detuvo para los cuatro pasajeros. A pesar de que el hotel es el mas concurrido de Buenos Aires, ningún huésped noto que el ascensor, hasta el día de hoy, sigue bajando.
3) Aunque para ir al colegio todos los años Juana caminaba las mismas veredas de siempre, saludaba a los mismos niños que jugaban al futbol en la plaza del barrio y admiraba los mismos arboles con sus correspondientes flores, hoy sentía que algo estaba diferente, distante. Al entrar al aula del tercer piso, hablo con sus amigos que conocía de toda la vida y escucho atentamente al mismo profesor que se encontraba frente al pizarron, pero no podía dejar ir la angustiante sensaciones de sentirse lejana a todo aquello que la rodeaba; ya no compartía los mismos intereses ni disfrutaba jugar los mismos juegos. Cuando finalizo la clase, en vez de bajar por escaleras, decidió tomar el ascensor. Y fue ahí cuando, al verse en el espejo, lo entendió: el tiempo había pasado y ella simplemente había crecido. Volviendo a su casa, ahora si se dio cuenta de que aquellas veredas que siempre caminaba ahora tenían grietas, los niños que jugaban al futbol estaban mas experimentados y los arboles estaban mas grandes.
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