cuento basado en un sueño

El sombrero rojo

El invierno en que Clara desapareció se caracterizo por ser sombrío y melancólico, con fuertes tormentas recurrentes que perduraban días y noches. En la pequeña casa situada en Caballito, Buenos Aires, vivía Clara con sus padres y su hermano menor, Julian. Cada noche se sumía en sueños tan profundos que, a la mañana siguiente, le costaba trabajo diferenciarlos de la realidad. Tras cenar con su familia y darse una ducha, la niña de catorce años se acosto y logro conciliar el sueño apenas apoyo la cabeza sobre la almohada, dando así inicio a un profundo sueño. Clara se encontraba entre unas montañas rocosas y llenas de nieve, el cielo estaba profundamente despejado y mantenía un color azul deslumbrante, y hacia el horizonte se podían observar pequeñas casas de un pueblo inhabitado. Junto a ella se encontraban catorce personas mas, de diferentes edades y tamaños, que no emitían ningún tipo de sonido, pero todos y cada uno de ellos tenían una sonrisa de oreja a oreja y sobre su cabeza un sombrero rojo. Unos cinco minutos después llega una mujer de aproximadamente treinta años y, sin ocasionar ruido, da indicaciones con sus manos para dar inicio a una extensa expedición por las montañas. Automáticamente todos los presentes se ubican en tres filas de cinco personas cada una, obligando a Clara, quien parecía ser la única confundida del grupo, a formarse junto a ellos. Comenzaron a caminar por senderos perfectamente delimitados, se adentraron en túneles oscuros y cruzaron puentes que conectaban montañas, y poco a poco la desconfianza de Clara fue incrementando; había algo que no estaba bien. La niña empezó a analizar las caras de quienes la acompañaban, y noto que, a pesar de sonreír, todos parecían tristes y afligidos, y algunos hasta tenían lagrimas caer sobre sus rostros. Apenas vio los cachetes mojados de sus acompañantes se detuvo y grito: “Esto es un sueño!”. Automáticamente, todos los presentes, incluida la mujer de treinta años, se dieron vuelta y la miraron fijamente, a algunos hasta se les notaba en los ojos la pena que sentían por Clara, quien continuo gritando e intentando despertarse del aterrorizante sueño. Comenzó a llorar y a pedir que la liberen mientras los demás, aun en un silencio escalofriante, formaron un circulo alrededor de ella y se le fueron acercando poco a poco hasta dejarla sin aire. Todo se volvió negro y finalmente despertó angustiada en su habitación. Poco a poco se fue calmando y se dirigió al baño para lavarse la cara, pero cuando se vio en el espejo noto que estaba usando un sombrero rojo y su rostro tenia una sonrisa de oreja a oreja acompañada por lagrimas en sus ojos. Ahora se encuentra en unas montañas llenas de nieve con un cielo extremadamente azul recibiendo a un hombre que se ve igual de confundido que ella hace unas horas.

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